Un aparato explosivo, abandonado por presuntos traficantes de terrenos y escondido entre un cúmulo de piedras, dejó dos personas heridas. Uno de ellos un niño de tres años que producto de la explosión perdió la mano y la abuela del menor, Margarita Salvatierra Obregú (50), quien terminó con la caja torácica destrozada y con los pulmones seriamente afectados.
El hecho ocurrió en la asociación de vivienda San Pedro y
San Pablo, en el distrito de San Antonio de Jicamarca en Huarochirí. El menor
se encontraba jugando junto a su abuela cuando se sentó en un cúmulo de
piedras, en donde estaba escondido el aparato.
Tras la explosión, al menor le tuvieron que amputar la mano.
Él está internado en el Hospital del Niño. Su abuela permanece en cuidados
intensivos del Hospital Nacional Hipólito Unanue.
Los vecinos indicaron que siete de los presuntos
responsables fueron detenidos por la Policía.
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